La más importante concentración regionalista tuvo lugar en 1978, poco antes de la constitución del
Consejo General de Castilla y León –que presidiría el burgalés Juan Manuel Reol Tejada, cuando una multitud, cercana quizá a las
200.000 personas, respondió a la convocatoria del
Plenario de Partidos Políticos y Entidades Regionalistas, que se había constituido en octubre de 1977, y de la
Asamblea de Parlamentarios elegidos en las elecciones de junio de 1977.
El ambiente era plenamente festivo, los grupos folklóricos entusiasmaban a los congregados y los políticos preparaban sus discursos. La ofrenda floral a cargo del poeta
Luis López Álvarez fue todo un símbolo.
Pero los enfrentamientos no tardaron en llegar. Primero entre militantes de
AP y del FRAP, que terminaron con la quema de banderas nacionales, y luego entre el
«Bloque Regionalista» (PTE, PANCAL, Alianza) y el resto de fuerzas convocantes, las cuales asistían asombradas a los intentos del Bloque de
boicotear, al grito de «que hable Gonzalo», las palabras de los oradores elegidos democráticamente en el Pleno.
Hablaron
Manuel Llusia, del Movimiento Comunista,
Julio Valdeón, que actuó en representación del Plenario, y
Vicente Gutiérrez por el PSOE y
Francisco de Vicente por la Asamblea de Parlamentarios, quienes apenas pudieron terminar sus discursos debido a los abucheos de los miembros del PTE y de la Alianza.
Por si fuera poco, miembros de la Convención Republicana y del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico
(FRAP) quitaron la bandera nacional del Ayuntamiento y miembros de
AP procedentes de Burgos, Valladolid y Salamanca, ataviados con 40 enseñas nacionales y 15 pendones regionales, resultaron agredidos. 17 personas resultaron heridas. Tampoco faltó la quema de banderas españolas.
La lluvia tuvo el detalle de enfriar un ambiente excesivamente recalentado.Por la tarde siguió la fiesta, se cantó, se bailó, y los diversos tenderetes políticos funcionaron con normalidad.
Días después,
Manuel Fraga protestaba públicamente por la quema de las banderas nacionales, y Manuel Vidal, alcalde de Valladolid por la candidatura independiente, hacía lo propio solicitando a la Corporación Municipal la convocatoria de un acto público de desagravio a la enseña nacional. Éste tuvo lugar en la Plaza Mayor, con la asistencia de unas 3.000 personas