VILLALARES QUE HAN HECHO HISTORIA

El Villalar perseguido,1976

  • Fue prohibido y los accesos principales cortados
  • 400 personas llegaron a Villalar por caminos secundarios
  • A las tres de la tarde la Guardia civil arremetió contra ellos

Enrique Berzal / RTVCYL

Clandestino, perseguido y prohibido en 1976, multitudinario en 1978, polémico al año siguiente, oficializado pero con desórdenes en 1986, mutilado a partir de 1987 y, por fin, normalizado a partir de 2002. El día de Villalar, la fiesta de Castilla y León, pretende ser, sin duda, la fiesta de todos. Pero el camino no ha sido fácil: fechas y eventos apuntalan un camino empedrado con alegrías pero también con recuerdos tristes.

Fue el Instituto Regional Castellano-Leonés, organismo regionalista de izquierdas creado a comienzos de 1976, el primero que trató de conmemorar la batalla de Villalar mediante una concentración en esta localidad, en demanda de democracia y autonomía. Lo tenía todo concienzudamente preparado (incluidas las pegatinas y las actuaciones de Agapito Marazuela, Nuevo Mester de Juglaría y Julia León) pero su solicitud por carta al gobernador civil de Valladolid, José Estévez Méndez, se saldó con una negativa.

La razón esgrimida fue que la entidad solicitante había adoptado para su funcionamiento la forma de una Sociedad Anónima "y los actos solicitados no son los propios que debe desarrollar una entidad de este tipo", aparte de reconocer, por supuesto, que aún no había sido aprobada la nueva ordenación legal para el ejercicio del derecho de reunión y manifestación.

La negativa causó más indignación que sorpresa, no en vano por entonces ya existía y funcionaba la sociedad anónima GODSA, instrumento al servicio del ministro Manuel Fraga Iribarne para camuflar su incipiente partido político. Pese a la prohibición, cerca de 400 castellanos y leoneses se dirigieron hacia Villalar el 25 de abril de 1976 por caminos y carreteras secundarias (los accesos principales habían sido cortados).

Lo cierto es que fueron amablemente recibidos por el alcalde de la localidad, Félix Calvo Casasola, pero no así por la Guardia Civil, que arremetió contra ellos a golpes y sablazos. Era las tres de la tarde. Los partidos políticos democráticos no tardaron en salir a la palestra para protestar públicamente contra este suceso.

La población fue informada de lo sucedido, y las consecuencias no se hicieron esperar: exaltación del sentimiento regionalista, proliferación de espectáculos folklóricos, danzas, jotas, dulzainas,… Así, por las bravas, terminó el primer Villalar de la incipiente democracia, a empellones y carreras por los pinares cercanos.

El segundo capítulo, Villalar en libertad ,lo podrán ver en esta web este domingo.