Los españoles consumimos la mitad del pan que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Unos 45 kilos por persona al año, frente a los 90 kilos recomendados. En cambio la aparición de nuevos  productos están favoreciendo una nueva cultura del pan en lo que a nombres se refiere. Como ya ocurre con el vino o con el aceite de oliva..."Ahora el pan ya se empieza a hacer para disfrutarlo no para quitar el hambre" nos dice Floriendo, maestro panadero leonés pero afincado en Madrid. 

Es la nueva cultura del pan. Por eso los panaderos tienen que reinventarse."Yo cuando era niño recuerdo que se vendía hogazas grandes de 2 ó 3 kilos porque en las casas había familias grandes, ahora eso ya no pasa. El propio mercado nos está obligando a reciclarnos sobre nuestro propio oficio, producto más pequeño, más variado" explica Alejandro López, panadero de Ponferrada.

Hoy son aprendices, pero llevan la panadería en los genes. Es su oficio. Y constatan la aparición de consumidores más exigentes. "Nosotros tenemos baguette, barra rústica, barra normal, hogaza, pan de espelta, pan de corasán, pan de florencia aurora, pan de centeno, pan de multicereales, eso en un pueblo pequeño de 2.200 habitantes que no hay tanta demanda, pero sí hay un público aunque sea pequeño que cada vez busca más el pan diferente" añade Sira, panadera de Carrión de los Condes en Palencia.

Intentan recuperar su sitio de privilegio en la dieta mediterránea con productos como las cocas o las pizzas. Saben que es su única alternativa para competir con la fórmula del low cost.