El paso del tiempo le ha sentado de maravilla a esta añeja fábrica de harinas, que se mantiene intacta a orillas del Canal de Castilla, en Palencia.
Es del siglo XIX y está declarada Bien de Interés Cultural. Hoy ya no produce harina pero conservan la maquinaria como oro en paño. Es el atractivo de este espacio reconvertido en restaurante y cargado de historias.
Como ese recuerdo, demás vestigios cuelgan de estas paredes de metro y medio de ancho. Hay cabida para la exposición, el yoga, la música y el disfrute su primordial recurso: el canal
Ahora piensan convertir este remanso de paz en un hotel que abrirá por Semana Santa. Seguirán ofreciendo al visitante una buena dosis de historia industrial de nuestra tierra.